José María Ferrer / 28 Octubre 2013

10 claves para mejorar la legislación de la Unión Europea ante el fraude alimentario

La Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria (ENVI) del Parlamento Europeo ha elaborado un proyecto de informe sobre la crisis alimentaria, los fraudes en la cadena alimentaria y el control al respecto. A continuación extraemos las principales conclusiones  de interés para nuestro sector relacionadas con las inspecciones de la Oficina Alimentaria y Veterinaria (FVO), el etiquetado, el papel de la industria y el incremento de las sanciones por fraude alimentario.

En un año donde el tema de los fraudes alimentarios, especialmente, tras el caso de la carne de caballo, están generando ríos de tinta, propuestas y actuaciones, quiero compartir unas líneas al hilo de la última iniciativa del Parlamento Europeo en forma de “PROYECTO DE INFORME sobre la crisis alimentaria, los fraudes en la cadena alimentaria y el control al respecto (2013/2091(INI)). Borrador de informe elaborado por la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria, (ponente Esther de Lange).

 Si bien estamos ante un tema reciente, no podemos olvidar el enfoque atemporal en la medida en que la legislación alimentaria se fundamenta en el aseguramiento de la salud de los consumidores y en evitar los fraudes o prácticas incorrectas en cualquiera de las fases de la cadena alimentaria.

El fraude vinculado a los alimentos tiene múltiples enfoques y puntos de vista, del análisis de la propuesta de informe del Parlamento Europeo podemos extraer conclusiones de interés para nuestro sector.

En primer lugar nos encontramos con la necesidad perentoria de contar con una Definición de lo qué constituye fraude alimentario: es esencial una definición clara y armonizada como base de un enfoque efectivo en el ámbito nacional y de la UE.

• Mayor presencia de la FVO en la lucha contra el fraude

Por otra parte, hay que dar más protagonismo a las cuestiones relacionadas con las autoridades competentes y con los controles que deben realizarse para evitar estas situaciones nada deseable. Por ello se trata de dar mayor presencia a la FVO (Oficina Alimentaria y Veterinaria) en la detección de casos de fraude alimentario, en este punto también es fundamental el papel de Europol. El mayor papel de las autoridades mencionadas nos debe conducir inexorablemente a unos controles oficiales con un marcado objetivo en la lucha contra el fraude alimentario.

• Revisión de la regulación de etiquetado
  • Etiquetado, es imprescindible una revisión exhaustiva de la regulación del etiquetado entre empresas y comerciantes. En algunos casos recientes de fraude alimentario se observan prácticas incorrectas directamente relacionadas con el etiquetado:
  • Etiquetar falsamente las especies animales usadas en productos cárnicos
  • Etiquetar incorrectamente el peso
  • Utilizar de manera desleal logotipos que indiquen un origen o de calidad en materia de bienestar de animales
  • Etiquetar pescado de la acuicultura como salvaje
  • Falsificar y comercializar alimentos ya pasada su fecha de caducidad
• Papel de la industria: Mayor compromiso y movilización activa  contra el fraude

¿Qué debe hacer el sector?, el propio sector alimentario desempeña un papel fundamental, ya que está en su mano plantear iniciativas para generar medidas y programas contra el fraude, e imponer a las empresas la obligación legal de informar del comportamiento fraudulento en su sector a las autoridades competentes, contribuyendo de ese modo a que emerjan más casos de fraude en fase inicial y se pueda limitar el impacto socio-económico y de riesgo/peligro para la salud pública.

• Incremento de las sanciones

Quien defrauda paga, este debe ser el lema a seguir fomentando una mayor persecución del delito por los organismos encargados de hacer cumplir la ley. Estos  organismos han de pasar de un enfoque administrativo y veterinario a uno policial (ejemplos Dinamarca, Italia), lo que se ha hecho con éxito en algunos Estados miembros, y deberían basar su actuación en la elaboración de perfiles de riesgo. Esta mayor persecución complementada con el incremento de las sanciones para lograr un efecto disuasorio (por lo menos el doble del potencial beneficio del fraude), y, en caso de reincidencia múltiple, se debería proceder a la baja registral de las empresas alimentarias.

Evolución de la Legislación Alimentaria,

Los aspectos que he comentado anteriormente pasan indefectiblemente por una evolución de la legislación alimentaria para lograr no sólo acabar con el fraude, sino la prevención del mismo, en esta línea es muy positiva la propuesta de la Comisión de revisión de los controles oficiales incluya controles adicionales en lo relativo al fraude alimentario en aquellos casos en los que las autoridades competentes tengan razones para sospechar un comportamiento fraudulento por parte de una empresa.

Por otra parte hay que reforzar el papel que juega el etiquetado de los alimentos como aspecto que contribuirá a la reducción del riesgo de fraude alimentario. En la línea de evolución del Reglamento 1169/2011 hay que trabajar en mejorar el marco normativo para ayudar a evitar los fraudes por la vía de la información y del etiquetado. Aquí se hace hincapié en que la mención en la etiqueta del origen no es un instrumento en la lucha contra el fraude alimentario, aunque puede redundar indirectamente en una mayor transparencia y calidad de la información en la cadena de suministro;

A modo de recapitulación, me gustaría recordar lo que comentaba al inicio de este post, los fraudes alimentarios se han perseguido desde el inicio de los tiempos y ahora que por diversos factores este tema ha repuntado. Lo resumimos en 10 tweets:

1. El fraude alimentario se da generalmente allá donde es elevado el posible lucro financiero y baja la probabilidad de ser detenido.
2. Carácter predominantemente nacional de los controles, sanciones y ejecución, una situación que se cree que aumenta el riesgo de que haya fraude alimentario.
3. La crisis económica actual y las medidas de austeridad que afectan a las agencias de control contribuye al incremento de los fraudes.
4. La crisis económica actual y la presión del sector de la distribución comercial para que se produzcan alimentos de manera cada vez más barata ha incrementado el riesgo de fraude alimentario.
5. Es imprescindible dotarnos de una regulación más dura, unamos la ley y la concienciación de todos los agentes socioeconómicos para luchar contra el fraude.

6. Etiquetado, la forma de dar la información sobre los alimentos es un elemento crítico para prevenir el fraude, un etiquetado correcto reduce el riesgo de prácticas ilegales.
7. Papel de la industria alimentaria como principal afectado por estos incidentes, el sector debe auto-regularse para evitar que unos pocos ocasionen un gran perjuicio a todo el sector.
8. Evolución de la legislación alimentaria en varios frentes, más controles, mayor sanción y una información más clara y concreta.
9. Papel de la FVO dando más relevancia a estas situaciones, es imprescindible que cuente con los medios técnicos y humanos para luchar contra el fraude.
10. Armonización de la definición de fraude en la UE, dado que el problema existe pero no contamos con un concepto que recoja el incumplimiento de la normativa, la intención de confundir al consumidor, el dolo y también que estamos ante maniobras dirigidas a lucrarse ilícitamente. 

 

Formación relacionada con este artículo

 

José María Ferrer (339 artículos)

¿Te ha interesado este tema?
Contacta con nosotros

He leído y acepto la política de privacidad

Acepto recibir comunicaciones por parte de AINIA.

José María Ferrer
Jefe Departamento de Derecho Alimentario

Suscríbete a nuestra newsletter

Mantente al día de lo más destacado sobre innovación y nuevas tecnologías.
SUSCRIBIRME
close-link

Subscribe to our newsletter

Sign-up to get the latest news straight to your inbox.
ENVIAR
Give it a try, you can unsubscribe anytime.