El consumidor tiene cada vez más importancia en la cadena alimentaria, trazando los ejes para el desarrollo de nuevos productos y definiendo, en cierta forma, los estándares de calidad. En este proceso es necesario tener en cuenta la, cada vez más exigente, legislación alimentaria además de las innovaciones tecnológicas que permiten mejorar la productividad.
Un aspecto clave que abarca todos y cada uno de los eslabones de la cadena es la seguridad alimentaria. Contar con regulaciones, métodos analíticos y estándares de calidad es fundamental para garantizar la seguridad de los consumidores.
Tras 100 números de iWatch Basic, boletín de
Inteligencia Competitiva que
ainia desarrolla para sus asociados, analizamos los factores que mayor relevancia han tenido en el último año. Estos factores se enmarcan en las 5 perspectivas que comentamos a continuación.
LEGISLACIÓN ALIMENTARIA, proteger al consumidor
En cuanto a la
información nutricional del etiquetado, los estados miembros pueden recomendar formas adicionales de transmisión estos valores, siempre y cuando se respeten los elementos fijados en el Reglamento 1169/2011. Este es el caso de los
semáforos nutricionales propuestos por algunos países como Reino Unido.
De esta forma, la Comisión Europea ha dado un plazo de 3 años (desde el comienzo de la aplicación del reglamento) para valorar la experiencia sobre estos sistemas adicionales de información y los efectos en el mercado. La experiencia y valoración será considerada por el Parlamento Europeo y el Consejo, para propuestas de modificación de las disposiciones pertinentes de la Unión.
Por otra parte, a comienzos de 2015, el Gobierno aprobaba dos reales decretos que completan el desarrollo de la
Ley de mejora de la Cadena Alimentaria. Esta mejora ha favorecido que las relaciones entre agricultores, la industria y la distribución sean más justas. Entre los cambios realizados destaca el registro estatal de buenas prácticas comerciales y el régimen de control de la AICA.
CONSUMIDOR, palanca de la innovación
La realidad del día a día del consumidor lo muestra el
informe “Salud y Bienestar” de Nielsen, en el que los consumidores indican sus pretensiones de
compra saludable; destaca que más de la mitad de los consumidores están dispuestos a reducir la compra de
alimentos relacionados con aumentos de peso o menos componente de bienestar, y que más de la mitad pagarían más por
alimentos con un contenido de azúcar, grasas, sal o calorías reducido o nulo.
A finales de 2014, el experto Phil Lempert, listaba algunas de las
tendencias de consumo que hoy son una realidad. El
snacking no tiene edad, La Generación Z y los alimentos precocinados saludables, la información nutricional y el e-commerce son las más destacadas.
Por su parte,
Euromonitor ha trazado las previsibles
tendencias de consumo para 2025. Estas se centran en sostenibilidad, conveniencia, prescriptores semejantes de nosotros, millennials consumidores digitales, comercio de sensaciones, economía colaborativa, privacidad, el “Marketplace” y la globalidad, de lo virtual a lo real, movimiento “healthy” conectado al mundo 2.0.
PRODUCTO, respuesta a la demanda del mercado
La
industria alimentaria se apresura por adaptarse al mercado. El desarrollo de productos considera las
preferencias de los consumidores así como sus
estilos de vida y hábitos de consumo. De ahí
la revolución del snacking que se ha convertido en una realidad extendida a gran parte de los grupos poblacionales.
El creciente requerimiento de los consumidores por productos ricos en proteínas y el previsible crecimiento de la población, entre otros factores, hace que sea necesaria la identificación de nuevas fuentes de este tipo de nutrientes. A comienzos de año, la Agencia Federal para la Seguridad en la Cadena Alimentaria publicaba la primera guía de seguridad alimentaria sobre insectos destinados a consumo humano.
SEGURIDAD ALIMENTARIA, garantía de calidad
La seguridad alimentaria es un factor clave en la producción de un alimento, tanto desde el punto de vista legal como de consumidor.
Según el último informe de RASSF, la mayor parte de los riesgos alimentarios identificados en 2014 están relacionados con contaminaciones biológicas (26%), a lo que le siguen los residuos (22%), las micotoxinas / biotoxinas (16%) y los fraudes (12%)
TECNOLOGÍA, herramienta clave
Muchos de los aspectos tratados en este artículo no se podrían llevar a cabo sin el uso de nuevas tecnologías.
Desde el punto de vista de la
seguridad alimentaria, destacan los
desarrollos en visión artificial y los
sistemas de higienización de frutas y hortalizas que, sin dejar ningún tipo de residuo, son eficientes en la inactivación de microorganismos y en garantizar la
inocuidad del producto.
Por otra parte, la importancia del
diseño de envases y la adecuada selección de materiales tal que responda a las preferencias de los consumidores y su estilo de vida (conveniencia).
Por último, pero no por ello menos importante, está el desarrollo de nuevos métodos analíticos que garanticen la calidad y seguridad de los alimentos y piensos.
El equipo de Inteligencia Competitiva de ainia sigue vigilando la legislación alimentaria, examinando tendencias de mercado, analizando preferencias de los consumidores, identificando innovaciones tecnológicas y monitorizando herramientas de apoyo a la I+D.