Sergio Albarracín Iranzo / 23 Enero 2015

Aprendiendo a desaprender

No es un juego de palabras ni tampoco una frase pegadiza, es posiblemente uno de los mayores y más desconocidos retos para las organizaciones en la nueva sociedad de la información y el conocimiento. En un mundo en el que la gestión del aprendizaje a nivel corporativo se ha considerado esencial, explicarle a tus colaboradores la importancia de desaprender aquello que en su día se contempló como válido, podría parecer contradictorio, pero… ¿innovar implica desaprender?

En los últimos años parece que se ha puesto de moda el término “desaprender”, tal vez gracias a (o por culpa de… según se mire) algunas campañas comerciales televisivas de diversas multinacionales. Sea como sea, y sin juzgar si se entiende o no este concepto, al menos hoy podemos hablar de ello sin que nadie piense que te acabas de inventar una nueva palabra.

Desaprender, según la Real Academia Española significa “Olvidar lo que se había aprendido”, entonces… ¿por qué resulta esto importante en el marco de las organizaciones?.

Empezamos…

Una de las consecuencias de los rápidos cambios en el entorno competitivo actual es que las organizaciones están sometidas a cambios casi igual de rápidos (en el mejor de los casos) en el conocimiento técnico y de gestión que poseen, cambios que implícitamente ponen sobre la mesa la obsolescencia del conocimiento actual de las mismas.

Dicha obsolescencia de conocimientos dibuja una doble problemática, por un lado nos encontramos con organizaciones que mantienen activamente (en sus procesos internos y memoria de la organización) conocimiento que ya no sirve, y por otro lado, la existencia de este conocimiento y su mantenimiento en el seno de la organización dificulta la creación de nuevo conocimiento organizacional.

Pero además jugamos con una peculiaridad del conocimiento que complica todavía más este proceso, y es su adherencia al contexto y sus propietarios, hecho que deviene en una tendencia natural del conocimiento a residir en la organización de diferentes maneras.

En resumen, nuestro análisis presenta dos variables, por un lado el  rápido ritmo de obsolescencia del conocimiento y por otro lado la dificultad de separar el conocimiento obsoleto de la memoria de la organización.

A mi modo de ver las cosas, encuentro problemáticas más complejas para las organizaciones en el marco de la gestión del conocimiento, sin embargo esta es para mi una de las más preocupantes fundamentalmente porque pasa desapercibida. Me explico:

La literatura de la gestión del conocimiento está dominada por la idea de compartir conocimiento y en cómo este puede transformarse dando alcance a diferentes estadios dentro de la organización, mientras que la literatura del aprendizaje organizacional pone el foco en la creación y acumulación de nuevos conocimientos... ¿dónde está contemplada la problemática del desaprendizaje organizacional?

Dedicamos toda nuestra energía al análisis de la creación, compartición y acumulación de conocimientos, y descuidamos la necesidad de olvidarlos y orientar a la organización a que los olvide cuando dejan de ser válidos.

Los americanos llaman a esto KAF (Knowledge Active Forgetting) y lo definen como el proceso mediante el cual la organización lidia con sus conocimientos antiguos y obsoletos en aras de reducir su impacto negativo en la consecución de los objetivos estratégicos.

KAF es interesante al menos por dos razones:

a)    La existencia de conocimiento antiguo y obsoleto, especialmente cuando el nuevo es radicalmente distinto, puede afectar negativamente al proceso de comprensión de los nuevos conocimientos.

b)    En el plano operativo, mientras los conocimientos obsoletos residen en las rutinas y procedimientos de la organización, se hace difícil aplicar nuevas formas de acción basadas en los nuevos conocimientos.


La pregunta es, ¿por donde empezamos?

Todo proceso KAF se puede estructurar en dos fases, una primera centrada en la IDENTIFICACIÓN (la organización es consciente de la existencia de conocimiento obsoleto y es capaz de establecer el impacto negativo para la misma, por ejemplo mediante un aprendizaje de los fracasos) y otra más compleja que pone el foco en la ACCIÓN (en un plano estrictamente operativo, trata de responder a la pregunta de ¿cómo las empresas hacen frente a esta problemática?).

Es en esta segunda fase donde se hace necesario profundizar más. Según Mehdi Bagherzadeh Niri, Mohammad Hosein Rezazade Mehrizi, y Reza Hosnavi Atashgah, esta fase puede estructurarse en varias iniciativas:

a)    Conciencia: Aquí KAF se centra simplemente en declarar explícitamente qué conocimiento es obsoleto o perjudicial para la organización.

b)    Dejar de usarlo: Desaprender implica dejar de utilizar el conocimiento obsoleto, sin embargo ya hemos visto anteriormente que existe una tendencia a residir en la memoria organizacional. Las organizaciones cuentan con diversas formas de conseguirlo, por ejemplo, deteniendo la producción sobre la base de una tecnología obsoleta determinada.

c)    Detener el desarrollo de conocimiento: Aquí KAF se centra en valorar que no sólo se trata de dejar de utilizar el conocimiento obsoleto sino especialmente cambiar el proceso de creación y absorción de conocimiento que ha sido catalogado como obsoleto.

d)    Empuje por nuevos conocimientos: Aquí KAF nos recuerda que en ocasiones los procesos de aprendizaje de nuevos conocimientos son suficientes para “olvidar” el conocimiento obsoleto.

e)    Limpieza de conocimiento antiguo: En esta ocasión KAF significa eliminar explícitamente las partes antiguas de la memoria organizacional, por ejemplo, retirando el hardware/software antiguo, documentos o procedimientos obsoletos, etc…


En definitiva, estamos ante una problemática que, aunque siempre ha existido, parece que en los últimos meses ha cobrado especial relevancia.

Las organizaciones deben estar preparadas para asumir estos retos derivados del aprendizaje y desaprendizaje y entender que son inherentes al proceso de creación de conocimiento organizacional. Sólo así estaremos preparados para desplegar iniciativas encaminadas a darles respuesta.

Y concluimos con esta cita de Albin Toffler: Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer o escribir, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reaprender.


Fotografía de Albin Toffler publicada en http://emilysquotes.com

Más información: [email protected]
 

 

 

Sergio Albarracín Iranzo (9 artículos)

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Sergio Albarracín Iranzo
Jefe de Sistemas de Información y Gestión Conocimiento

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