Sonia Pastor / 11 Abril 2018

Las empresas asociadas a AINIA, primeros beneficiados del nuevo servicio sobre acrilamida

Con la entrada en vigor hoy del Reglamento (UE) 2017/2158, las empresas de alimentación que producen alimentos susceptibles de presentar acrilamida, una sustancia con riesgo para la salud, deben realizar un plan de control para conocer los niveles de esta sustancia en sus productos y aplicar medidas para disminuirlos.

AINIA ha puesto en marcha un servicio integral para ayudar a las empresas, especialmente a las pymes, a cumplir con los criterios de control y mitigación de acrilamida en los alimentos establecidos por la UE, mediante la realización de análisis, estudios de mitigación a media de cada proceso/producto y el diseño de los planes de control (APPCC) necesarios.

Las empresas asociadas a AINIA que requieran de una mejora de sus procesos y/o reformular sus productos para cumplir con las exigencias del nuevo Reglamento 2017/2158, se beneficiarán de condiciones especiales al contratar las soluciones que aporta AINIA

Reducir el riesgo sin perder calidad y sabor en los alimentos

La acrilamida es una sustancia química que se crea de forma natural en productos alimenticios que contienen almidón durante procesos de cocinado a altas temperaturas (más de 120ºC) y con poca humedad. Se forma principalmente en alimentos ricos en hidratos de carbono, horneados o fritos, como pueden ser las patatas fritas, la bollería o los alimentos infantiles elaborados a base de cereales.

 

La acrilamida se considera un contaminante y como tal, las empresas alimentarias deben contemplarlo en su sistema de análisis de peligros y puntos de control crítico (APPCC) para cada línea de producción y producto específico.

El nuevo Reglamento (UE) 2017/2158 establece unos niveles de acrilamida específicos para cada grupo de productos y, ante ello, las empresas cuyos productos superen los niveles máximos establecidos deberán adoptar medidas de reducción de los mismos, bien modificando la formulación o los ingredientes, los procesos de producción o tratamientos térmicos… o cualquier otro condicionante identificado, sin que por ello se vea afectada la calidad y la seguridad microbiana del alimento, ni a sus características sensoriales.

En caso de que los niveles de acrilamida en sus productos sean superiores a los de referencia, las industrias deberán:

  • Identificar las etapas de transformación de alimentos en las que puede formarse acrilamida,
  • Elaborar un plan de muestreo específico que incluya los grupos de productos con estos ingredientes,
  • Reformular recetas
  • Establecer nuevos controles de los procesos.

Para más información, visite nuestro espacio sobre el nuevo servicio integral de AINIA para el control y mitigación de la acrilamida en los alimentos

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