
Tanto el consumidor como los organismos más representativos en el ámbito alimentario apuestan por alimentos más saludables. Si hace unos años el acento se puso en la reducción de grasas, ahora se pone en los azúcares. La cantidad y origen de estos ingredientes es clave en la decisión de los consumidores.
El panorama actual sobre la reducción de azúcar
La OMS indica además, que gran parte de los azúcares que consumimos están “escondidos” en los alimentos procesados, por lo que las medidas que propone afectan a un gran conjunto de sectores alimentarios.
En Estados Unidos, en mayo de este año
la FDA cambió el etiquetado nutricional de alimentos envasados para mostrar, entre otros aspectos, la relación entre la dieta y las enfermedades crónicas como la obesidad y las enfermedades cardiacas. Será obligatorio mostrar los “azúcares añadidos”, se deberá indicar los gramos y el porcentaje respecto a la cantidad diaria recomendada. La medida entrará en vigor en 2018.
A nivel Europeo, el Grupo de Alto Nivel sobre Nutrición y Actividad Física (HLG) publicó en 2011 el “Marco Europeo para las iniciativas nacionales sobre distintos nutrientes seleccionados” el cual aborda las políticas de reformulación relativo a grasas, azúcares y calorías. En 2015 se aprobó el
Anexo II relativo a los azúcares añadidos.
En particular, en Reino Unido se prevé que en 2050 más del 35% de los niños y el 20% de las niñas de entre 6-10 años padezca obesidad. Este motivo, entre otros, ha dado lugar a la propuesta de una tasa sobre el contenido de azúcar en bebidas en Reino Unido con el objetivo de combatir la obesidad infantil. Aunque la consulta sobre esta nueva tasa estará abierta hasta el 31 de octubre, se prevé que entre en vigor en abril 2018.
Imagen 1: Contenido de azúcar en productos de consumo habitual. Fuente:
BBC.
Reformulación y la percepción de los consumidores
Algunas empresas recuden el contenido de azúcar sustituyendo parte del contenido (o todo) por alternativas como el xylitol o la estevia, mientras que otras se decantan por reformulaciones más complejas. En cualquier caso, el sabor, la textura y la composición calórica pueden verse afectados cuando se modifica el contenido de azúcar, lo cual repercute en la percepción del consumidor.
Una encuesta a más de 2.500 consumidores adultos de Francia, Alemania, Italia, Suecia y Reino Unido (más de 500 por país), revela que más del 60% de los consumidores encuestados controla la ingesta de azúcar en su dieta, mientras que el 25% busca productos con bajo contenido en azúcar a la hora de realizar la compra. Por otra parte, el 55% de los encuestados indicaba que el edulcorante empleado para reducir la cantidad de azúcar influye en la elección del alimento, prefiriendo las alternativas naturales a las artificiales.
En el caso de los productos lácteos, la presencia de lactasa consigue triplicar el índice de dulzura al hidrolizar la lactosa en sus monosacáridos. De esta forma es posible reducir el contenido en azúcar. Sin embargo, el uso de esta enzima se realiza por el momento en productos dirigidos a intolerantes o alérgicos.
Empresas de ingredientes y la distribución se suman a la iniciativa
Son muchas las empresas cuyos productos están evolucionando hacia versiones más saludables, con un menor contenido en azúcares añadidos, grasas y sal.
La iniciativa
Dolce Consortium liderada por Roquette y en colaboración con la empresa biotecnológica alemana BRAIN, se centra en el desarrollo de edulcorantes naturales y potenciadores del sabor dulce. Los desarrollos tienen como objetivo cumplir con la exigente regulación europea para poder ser comercializados.
Todo depende de la cantidad y forma en la que consumamos los alimentos. Edulcorantes naturales y sintéticos, proteínas y microorganismos capaces de hidrolizar los azúcares, principalmente, son protagonistas de las iniciativas dirigidas al desarrollo de productos con un menor contenido en azúcar. Aunque a priori pueda parecer sencilla una reducción de este ingrediente, es necesario contemplar la rehología del producto así como los atributos sensoriales los cuales se pueden ver negativamente afectados. La innovación en producto está servida.
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