La gestión de los efluentes, aguas servidas con desechos sólidos, líquidos o gaseosos, que son derivados de la práctica industria, es necesaria para cumplir con los límites de vertidos y conseguir un canon de saneamiento menor. Una de las medidas implantadas por las empresas es la puesta en marcha de depuradoras.
Sin embargo, una inadecuada explotación y mantenimiento del sistema de depuración puede ocasionar sobrecostes debidos al excesivo consumo eléctrico, la sobredosificación de reactivos o la excesiva generación de lodos. ¿Cómo evitarlos?
En un sistema de depuración debe existir un plan de control. Cuando los procesos productivos cambian y con ello las aguas residuales generadas (al ser distintas a las tomadas como referencia en la instalación de la depuradora), es necesario adecuar dos aspectos básicos dentro del plan de control:
La optimización de las condiciones de uso del sistema de depuración permite:
• Reducción de los costes de explotación, tras optimizar las condiciones de funcionamiento
• Mejora en la calidad de los efluentes, asegurando el cumplimiento de la legislación y normativa medioambiental
• Ahorro de costes asociados a post-tratamientos, al reducirse la producción de lodos.
• Incremento en la capacidad de adaptación de las condiciones operativas ante cambios en la producción.
Si se dispone de un sistema para la depuración de los efluentes de la industria alimentaria, es necesario adecuar el sistema según las condiciones en cada momento y que los responsables conozcan los parámetros de control, el proceso biológico y el control analítico, además de tener la capacidad para resolver problemas frecuentes.
Si estás interesado en optimizar la explotación de la depuradora, ahorrando costes y mejorando la calidad de los efluentes, no dudes en consultarnos.
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