Recientemente conocíamos que Salud Pública retiraba un queso francés como consecuencia de la intoxicación de siete niños en Francia por E.coli (una bacteria potencialmente presente en el queso elaborado con leche cruda)
Esta alerta alimentaria se suma a la producida por el consumo de productos lácteos en mal estado que ha provocado la intoxicación leve a dos personas y por la que la Dirección de Salud Pública del Gobierno vasco ha retirado del mercado lotes de dos tipos de queso por contaminación microbiológica por listeria monocytogenes y toxina estafilocócica.
A principios de año, se detectaba un afectado por meningitis en Madrid debido a una intoxicación por la bacteria Listeria monocytogenes detectada en lotes de queso de leche cruda de oveja de pasta blanda. Y a finales del año pasado, se retiraron en Francia fórmulas infantiles debido a un brote de salmonelosis en niños menores de 6 meses. Como medida de precaución, la empresa fabricante decidió activar la retirada del mercado español de varios lotes de sus fórmulas infantiles para lactantes, al estar fabricados en la misma línea de producción que los lotes de las marcas francesas afectadas.
En los casos de alertas alimentarias como los conocidos en los últimos meses, los sistemas de trazabilidad que se aplican en los alimentos para su identificación en la cadena alimentaria son el procedimiento más eficaz para poder detectar y adoptar las medidas oportunas ante la retirada del mercado de los productos contaminados.
Sin embargo, existen otras medidas de control fundamentales para prevenir que posibles productos contaminados lleguen a los supermercados.
Así, por ejemplo, los análisis microbiológicos son capaces de detectar la presencia de microorganismos patógenos (Listeria monocytogenes, Escherichia coli, Salmonella spp y sus serotipos Enteritidis y Typhimurium, Campylobacter spp…); cuantificar microorganismos indicadores de calidad (aerobios, enterobacterias, coliformes…), así como identificar microorganismos a partir de cultivos puros mediante diversas técnicas como las basadas en el perfil proteico de los microorganismos (MALDI-TOF), o las genéticas (secuenciación), que permiten analizar también la microbiota de muestras complejas. Los laboratorios de AINIA trabajan en todos estos tipos de ensayos.
La Listeria monocytogenes es una de los patógenos que más preocupa en agroalimentación. Por ello, en los laboratorios de AINIA podemos calcular su crecimiento, ya que tenemos este servicio normalizado según el Laboratorio Europeo de Referencia (EURL).
En concreto, tenemos protocolos de inoculación que reproducen fielmente la contaminación y las condiciones de conservación a lo largo de la vida útil.
Además, contamos con una colección de recursos biológicos exclusiva de AINIA. Pruebas más realistas con cepas “salvajes” de Listeria monocytogenes.
Y garantizamos el cumplimiento de las más estrictas exigencias de las autoridades sanitarias, niveles inferiores a 100 ufc/g permitidos por el Reglamento 2073/2005 y sus modificaciones posteriores.
Si su empresa quiere evitar las alertas alimentarias microbiológicas en productos lácteos, contacte con AINIA, podemos ayudarle.
Marga Fernández (56 artículos)