Sergio Albarracín Iranzo / 03 Febrero 2013

Gestión del ¿conocimiento?

Gestión del conocimiento - ainia

Parece una obviedad afirmar que la gestión de “algo” requiere necesariamente saber qué es ese “algo”, sin embargo, cuando nos sumergimos en materia de gestión del conocimiento la obviedad no es tal.

Realmente… ¿sabemos qué es el conocimiento?

Dar respuesta a esta pregunta, que parece simple y no lo es tanto, supone el primer y más importante paso para abordar con éxito una iniciativa de gestión del conocimiento.

Para iniciar esta reflexión deberíamos, en primer lugar, aclarar nuestro contexto (tal y como señala Pérez Montoro-Gutiérrez en Gestión del Conocimiento en las organizaciones), cuando hablamos de gestión del conocimiento nos referimos expresamente al conocimiento que posee una comunidad de individuos estructurados formalmente para cubrir una serie de objetivos.

Esta comunidad de individuos, en adelante la denominaremos “organización”.

En base al matiz anterior, la gestión del conocimiento se entendería como la disciplina encargada del desarrollo de sistemas que nos permitan identificar, capturar y compartir el conocimiento de la organización de modo que este pueda convertirse en valor para ella, es decir, de forma que este pueda contribuir a alcanzar sus objetivos, con independencia de cuales sean.

No olvidemos este detalle, la organización tiene una razón de ser, una misión específica que puede expresarse como suma de diversos objetivos estratégicos, y la gestión del conocimiento pretende contribuir a alcanzarlos.

Sin embargo, nada de esto es posible si a la hora de identificar el activo a gestionar, nuestro genuino conocimiento, erramos. Y aunque a priori pudiera parecer una obviedad la experiencia nos demuestra lo contrario; existen numerosas organizaciones que están confundiendo la gestión del conocimiento con la gestión de la información, o incluso a otro nivel, con la gestión de simples datos.

Resulta por tanto del todo necesario expresar las diferencias entre estos tres conceptos, dato, información y conocimiento, para sentar las bases de nuestro trabajo, alinear adecuadamente a la organización y establecer las iniciativas específicas que nos permitan alcanzar nuestros objetivos.

Las organizaciones que no inicien esta reflexión previa corren el riesgo de dedicar importantes esfuerzos en gestionar “algo” que no es conocimiento y que por tanto no tendrá la capacidad de contribuir de forma óptima a la consecución de su misión.

Así pues, aclarada la importancia de saber exactamente que es eso que queremos gestionar, en el próximo post describiremos las diferencias entre dato, información y conocimiento, tres conceptos íntimamente ligados que sin embargo presentan formas muy distintas de gestionarse.

(Imagen recuperada de Flickr bajo licencia Creative Commons)

Sergio Albarracín Iranzo (9 artículos)

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Sergio Albarracín Iranzo
Jefe de Sistemas de Información y Gestión Conocimiento

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