Ana Valera / 23 Julio 2013

Los envases ‘nanotecnológicos’ también pueden existir

 

Cuando se habla de nanotecnología siempre se asocia a desarrollos electrónicos, informáticos o a los materiales de última generación, pero nunca se piensa que la nanotecnología está presente también en el sector alimentario. Aunque parezca ciencia-ficción o incluso irreal, en los envases alimentarios podemos encontrar nanotecnología que nos ayuda a hacer que nuestros alimentos se conserven durante más tiempo

 

Cuenta la historia que en 1959, en una reunión de la Sociedad Americana de Física, Richard Feynman, Premio Nobel de Física en 1965, predijo la existencia de la nanotecnología. Con una conferencia titulada “Hay un montón de espacio al fondo” (“There’s plenty of room at the bottom”) dio una primera visión de esta tecnología diciendo que podía imaginar un montón de enciclopedias escritas en la cabeza de un pin. 50 años después, lo que en su día provocó escepticismo y risas entre la comunidad científica, es toda una realidad y una tecnología con un gran potencial en múltiples aplicaciones.

La nanotecnología abarca toda una serie de técnicas y ciencias en las que se estudian, manipulan y producen los materiales, sustancias y dispositivos entre 1 y 100 nm. Actualmente podemos encontrar nanomateriales o nanosustancias en dispositivos electrónicos, fármacos, materiales para diversas aplicaciones, e incluso en alimentos.

No podemos decir que la nanotecnología sea una ciencia nueva o de reciente nacimiento ya que si echamos la vista atrás podremos encontrar sustancias o materiales a esta escala, por ejemplo la mayonesa, que está constituida por partículas de aceite a escala nanométrica formando una emulsión. Lo que ha hecho que esta ciencia haya despegado tan vertiginosamente ha sido el desarrollo de equipos de medida y manipulación de estos materiales a escala atómica. Pero no es el momento de hablar de estos equipos de medida sino de la aplicación de la nanotecnología a las tecnologías de envase de alimentos.
 

Los envases alimentarios de mayor uso hoy en día son los basados en materiales poliméricos que proceden del petróleo. La tendencia actual en el sector del envase plástico alimentario es a producir envases con menores contenidos de polímero (disminución del peso del envase y, por tanto, del coste final), que mantengan sus propiedades intactas (barrera a los gases y a la luz, propiedades mecánicas,…) y que no se ponga en riesgo la seguridad del alimento envasado. Una de las vías de conseguir este objetivo es mediante la incorporación de determinadas partículas a tamaño nanométrico (también llamadas nanopartículas) a los polímeros durante el proceso de fabricación de los envases. La principal ventaja de utilizar estas nanopartículas es que, añadiendo cantidades muy pequeñas de las mismas a los polímeros, se consiguen mejorar determinadas propiedades de los envases como es, por ejemplo, la barrera a los gases. 

Los envases plásticos alimentarios que se utilizan habitualmente están compuestos por varias capas de diferentes materiales poliméricos ya que de esta manera se consiguen las propiedades que se buscan en función del alimento a envasar. Por ejemplo, cuando se envasa una carne o un producto sensible al oxígeno, los envases tienen una capa intermedia de un material polimérico que es barrera al oxígeno y/o CO2 impidiendo su entrada/salida y, así, aumentando su vida útil. Si se incorporan nanopartículas de arcilla a la matriz polimérica del envase, éstas se disponen en el polímero de tal manera que forman un camino tortuoso impidiendo a los gases moverse rápidamente. Así, se consigue mejorar las propiedades barrera a los gases de los materiales monocapa.

Los polímeros que incorporan nanopartículas de arcilla son los primeros polímeros nanocompuestos que emergieron como materiales mejorados para el envasado de alimentos. El uso de arcillas se debe a su bajo coste, efectividad, alta estabilidad y su escasa toxicidad.

 

No solo se pueden emplear arcillas a escala nanométrica para la mejora de las propiedades barrera de los envases alimentarios, hay otras partículas que también se pueden incorporar con el fin de proporcionar a los envases propiedades antioxidantes y/o antimicrobianas con el fin de aumentar la vida útil del alimento. Es el caso de las partículas de plata, óxido de zinc y óxido de titanio, que poseen capacidad antimicrobiana y/o antioxidante.

 
Obstáculos encontrados para hacer realidad estos envases
 
Pero antes de llevar a la práctica todo lo expuesto y empezar a usar envases “nanotecnológicos” para envasar nuestros alimentos es necesario que la legislación tanto a nivel europeo como español lo permita. Actualmente se está trabajando en darle un marco legal a todo este aspecto ya que existe cierto vacío y, por tanto, no se permite utilizar ninguna partícula a nivel nanométrico que no se encuentre recogida en las listas positivas del Reglamento (UE) No 10/2011 sobre materiales y objetos plásticos destinados a entrar en contacto con alimentos.  En la actualidad, tan solo una partícula se encuentra en dicho reglamento, el nitruro de titanio (TiN), y puede ser usada únicamente cuando no se detecte migración de nanopartículas en el alimento. Se usa tan solo en botellas de PET y en concentraciones superiores a 20 mg/Kg.
 
Entonces… si sólo es posible utilizar una determinada partícula en los envases alimentarios, ¿no sirven para nada el resto de partículas estudiadas hasta ahora y que han demostrado una mejora en la eficiencia de los envases alimentarios? La respuesta es que no ha sido un trabajo en balde pero hay que darle un giro a la investigación y centrarse en estudiar los posibles daños que puedan ejercer estas partículas a las células del cuerpo humano, los efectos que pueden tener a nivel celular si estas partículas migran desde el envase al alimento y son consumidas por el ser humano. Y en ello nos encontramos ahora…
 
¿Qué dice la legislación alimentaria al respecto?
 
En los últimos años se ha trabajado en relación con este tema, aunque debemos reconocer que todavía no se cuenta con legislación de la UE específica para aplicaciones de nanotecnología en los alimentos. Es muy importante para la industria alimentaria porque la nanotecnología permite la generación de nuevas soluciones de envase, la creación de nuevos ingredientes para alimentos funcionales y la creación de recubrimientos para instalaciones a través de nanopartículas que mejoren ingredientes, permitan el ahorro en costes de materiales plásticos, etc.
 
Desde el año 2008 la Comisión Europea ha considerado que la legislación ya abarcaba los riesgos potenciales asociados a los nanomateriales, de tal manera que estos riesgos podían resumirse en riesgos medioambientales o riesgos sobre la salud y la seguridad alimentaria. Llegamos a esta idea al revisar, por ejemplo, la normativa general que hace referencia a los materiales en contacto con los alimentos, expresamente a los materiales y objetos inteligentes en contacto con los alimentos.
 
Sin embargo, y continuando con el mismo ejemplo, sabemos que existe una normativa específica, por ejemplo, sobre materiales poliméricos, pero no una legislación que especifique lo referente a los nanomateriales destinados a entrar en contacto con los alimentos. Por todo ello, un año después, el Parlamento Europeo lanzó una resolución en abril de 2009 sobre los aspectos reglamentarios de los nanomateriales donde manifestaba su desacuerdo con las conclusiones de la Comisión. Planteó la revisión de toda la legislación relativa al uso de los nanomateriales a fin de garantizar la seguridad de las aplicaciones de los nanomateriales.
 
A la vista de esta situación, la Comisión decidió a finales de 2009, dentro del Plan de acción para Europa, presentar una actualización de la normativa que todavía estamos esperando. Os invito a que leáis la Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo y al Comité Económico y Social Europeo “Segunda revisión de la normativa sobre nanomateriales” de octubre de 2012 (COM(2012) 572 final) y esperemos a ver que acontece en lo que resta de 2013 y en el 2014. 

Ana Valera (12 artículos)

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Ana Valera
Responsable de Proyectos en Tecnologías de Microencapsulación

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