Un alimento funcional contiene ingredientes adicionados, tecnológicamente desarrollados con un beneficio específico para la salud. Pero, ¿estas ventajas realmente influyen a los consumidores cuando deciden qué producto comprar?, ¿prefieren los alimentos funcionales como alternativa a los alimentos convencionales?, ¿qué razones ofrecen a dichas elecciones? Éstas y otras preguntas las resolvemos a continuación.
De manera general, los alimentos funcionales son vistos como miembros de una categoría particular de alimentos a la que pertenecen de manera individual, más que como un grupo homogéneo y específico de productos. Cuando los consumidores eligen entre productos convencionales y funcionales, las razones detrás de una selección de alimento funcional difieren dentro de las diferentes categorías de alimentos. Es decir, si un consumidor prefiere un alimento funcional dentro de una categoría específica, esto no indica nada sobre sus preferencias respecto a otra categoría de producto diferente.
Además, la aceptación del consumidor por alimentos funcionales está lejos de ser incondicional, siendo una de las principales condiciones para la aceptación es el sabor del producto, además de la confianza en los argumentos relacionados a la salud. De hecho, el sabor es el factor que dirige la elección de alimentos en general. Y aunque el incremento de la funcionalidad de un alimento no debe necesariamente cambiar sus características sensoriales, los sabores amargos, ácidos o salados fuera de lugar aparecen con frecuencia al introducir componentes bioactivos en el alimento convencional.
Por lo que resulta de interés saber si algunos consumidores estarían dispuestos a aceptar alimentos funcionales que saben peor que los alimentos convencionales, a cambio de los beneficios para la salud, y si es el caso, determinar su perfil y cuáles son los factores que determinan la selección de dicho producto. Aunque hay que resaltar que se ha observado una tendencia hacia la desaparición de este fenómeno; es decir, aunque algunos consumidores pueden aceptar en principio un alimento funcional con un sabor menos agradable que el del alimento convencional, con el tiempo, dicha aceptación va disminuyendo.
Desde consumolab tenemos una gran experiencia en la aplicación tanto en técnicas de análisis sensorial como de investigación cualitativa a fin de evaluar no sólo las características organolépticas de alimentos funcionales vs. convencionales y determinar las preferencias gustativas de los consumidores, sino también profundizar en las reacciones de los consumidores respecto a los mensajes de beneficios para la salud transmitidos en el envase y/o publicidad del producto.
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