Lactato potásico, citratos de sodio, ácido metatartárico, pectinas, tartrato de estearilo… ¿les suena?. Son algunos de los aditivos alimentarios -antioxidantes, conservantes, potenciadores del sabor, colorantes, estabilizantes o espesantes, etc. – utilizados en los alimentos.
Sin duda, tienen funciones importantísimas: asegurar la seguridad y salubridad de lo que comemos, evitar su deterioro, mantener su valor nutritivo, garantizar y/o mejorar la textura, consistencia y aspecto, que lleguen en óptimas condiciones al hogar o hacer posible que podamos disfrutar de determinados alimentos, incluso, fuera de temporada.
Pero, qué son exactamente
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN)los define como “sustancias que se añaden intencionadamente a los alimentos con un propósito tecnológico y tiene como resultado que, tanto el propio aditivo como sus subproductos, se van a convertir en un componente de éstos”.
Estas sustancias, al convertirse en componentes de los alimentos, deben figurar en el etiquetado de los productos, bien por su nombre o bien por su número que podemos identificar con la E. Podemos estar tranquilos, esta letra también nos indica que el aditivo ha superado los controles de seguridad y que a su vez ha sido aprobado para su uso en la Unión Europea.
Pero, a qué condiciones está sujeta la aprobación de este tipo de sustancias. Por ejemplo, al hecho de que no representen ningún peligro para la salud en las dosis propuestas o que no induzca a error por parte del consumidor.
En 2008, la Comisión Europea aprobó un reglamento muy esperado por la industria alimentaria que permitió identificar una lista de aditivos alimentarios de aplicación común para toda la UE, por lo que acabó con una situación ambigua en cuanto a su autorización en diferentes países de la Unión.
Actualmente, CE propone novedades en materia de aditivos alimentarios, se prevén modificaciones del Reglamento 1333/2008 sobre aditivos alimentarios motivadas por necesidades tecnológicas como es el caso del E-1206 y el E-423 o solicitudes de nuevos usos como el extracto de romero (E-392). También mejoras para la industria en la elaboración de estos aditivos (E-953).
La Unión Europea investiga y regula la utilización de los aditivos en diferentes productos alimenticios y además colabora en la mejora del control de los aditivos mediante nuevas metodologías. Entidades como ainia también colaboran en este objetivo ¿Queréis saber cómo?
ainia, seleccionada por la EFSA para mejorar el control de aditivos en alimentos en Europa
Foto de jlastras publicada en Flickr
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