Queremos garantías de seguridad en los alimentos que compramos, que duren en nuestro frigorífico o despensa el mayor tiempo posible y con las propiedades organolépticas intactas. Las tecnologías de conservación tradicionales como la conserva, el congelado, en sal, al vacío… han aportado muchas ventajas a la industria alimentaria a la que en la actualidad se suma la alternativa de los recubrimientos comestibles o envolturas biodegradables.
¿Sabías que los alimentos bajo la denominación “sin conservantes” son los productos más demandados por los consumidores por encima de los bajos en grasa o sin azúcar? (ver gráfico) . A su vez, un estudio sobre hábitos de consumo y decisión de compra en productos alimenticios hecho por Consumolab en adultos revela que el 81% de los consumidores opina que les influye mucho la caducidad del producto.
Queremos garantías de seguridad en los alimentos que compramos, que duren en nuestro frigorífico o despensa el mayor tiempo posible y con las propiedades organolépticas intactas. Las tecnologías de conservación tradicionales como la conserva, el congelado, en sal, al vacío… han aportado muchas ventajas a la industria alimentaria a la que en la actualidad se suma la alternativa de los recubrimientos comestibles o envolturas biodegradables.
Pero ¿qué son y para qué sirven? Los recubrimientos comestibles son capas finas y continuas de material que se disponen sobre la superficie del alimento para aumentar la vida útil del producto alimenticio. Gracias al uso de los biomateriales o envolturas biodegradables podemos mejorar la conservación de los alimentos. Ambos pueden emplearse directamente sobre el producto o como una capa más de envase. En el caso de la aplicación sobre el producto, las envolturas son comestibles. En los envases, los materiales mejoran las propiedades-barrera contra el oxígeno.
Las películas o recubrimientos están compuestos por una serie de agentes antimicrobianos que se liberan de forma gradual en la superficie del alimento al que envuelven. De esta forma produce un efecto bacteriostático que impide, como su nombre indica, la proliferación de bacterias, y así se consigue reducir la velocidad del crecimiento de patógenos, es decir, que se deteriore. Con esta técnica, se amplía la vida útil y comercial del producto garantizando la seguridad alimentaria.
La demanda de productos de mayor calidad y seguridad y que además sean cómodos en cuanto a su preparación y respetuosos con el medio ambiente ha hecho que en los últimos años se haya impulsado el desarrollo de recubrimientos comestibles. Un ejemplo que ya se ha puesto en marcha es la aplicación de estos nuevos recubrimientos comestibles en vegetales, aumentan y mejoran la conservación del alimento: Los consumidores quieren que los alimentos se mantengan en buenas condiciones más tiempo, la industria lograr alargar la vida útil de sus productos y por parte de la Comisión Europea quiere proclamar 2013 como el Año Europeo contra el Despilfarro de Alimentos. En este sentido, ha planteado una Propuesta de Resolución al Parlamento Europeo sobre cómo evitar el desperdicio de alimento. Esto va a obligar a poner en marcha una estrategia encaminada hacia la eficiencia de la cadena alimentaria. El objetivo para 2025 es que los Estados miembros reduzcan a la mitad el despilfarro de alimentos. Para un reto, el empleo de recubrimientos comestibles antimicrobianos es una solución.
Gráfico:
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