Los productos cosméticos deben garantizar la estabilidad microbiológica, la inocuidad y la resistencia frente a microorganismos o potenciales contaminaciones.
La visión avanzada, basada en técnicas espectrofotométricas, identifica la presencia de sustancias extrañas que no forman parte de la formulación, evitando lotes defectuosos.
Técnicas como el Challenge test (ISO y Farmacopea) permiten conocer la estabilidad microbiológica del producto y a través de las líneas celulares se determina el perfil toxicológico.
Desde el punto de vista de la calidad del producto, deben garantizar la homogeneidad de las soluciones para obtener el efecto deseado. Esto se conoce a través de la imagen química, la cual muestra si los principios activos cosméticos están distribuidos homogéneamente de forma que ejerzan el mismo efecto en todas las aplicaciones o dosis.