Nuevos envases
Garantizar la seguridad de los productos y cumplir con las exigencias de calidad que espera el consumidor es clave para evitar alertas y seguir contando con la confianza del consumidor. En este sentido, contar con un envase adecuado es clave.
Verificar en etapas iniciales de desarrollo de producto o proceso, la estabilidad del producto objeto de estudio frente a determinados microorganismos de riesgo, tanto de seguridad alimentaria, como de calidad comercial.
A partir de la tipología de producto y del formato en el que se comercializa (fresco, precocinado…) se definiré o funcionalidades que debe aportar el envase.
Existen envases absorbedores de oxígeno y de humedad que pueden, entre otras cosas, retener los exudados de los productos envasados. Por otra parte, envases a los que se incorporan sustancias antimicrobianas para evitar la proliferación de microorganismos patógenos o alterantes. Además, aquellos que incorporan antioxidantes que evitan el deterioro.
En todos estos casos, es necesario comprobar la restrictiva legislación europea relativa a los materiales activos autorizados.
El formato para incorporar la sustancia activa puede ser la introducción directa del elemento activo en una bolsita, sobre o etiqueta junto con el producto; o en el material de envasado con una liberación controlada al interior del envase.