Trabajar con materiales alternativos al plástico en el envasado de productos alimentarios, que partan de materiales procedentes de fuentes renovables y que garanticen al mismo tiempo, tanto la seguridad del producto, como mantener su vida útil y a un precio competitivo, es una demanda al alza tanto por parte de la industria de distribución alimentaria, como de los consumidores y de la estrategia europea de reducción de residuos.
El uso de papel y cartón frente al plástico se ha convertido en una estrategia de las marcas a la hora de presentar sus productos en la gran distribución. Los productos envasados suelen requerir atmósferas modificadas para asegurar su conservación en las mejores condiciones, así como la ausencia de fugas a través de sus componentes.
Los envases actuales de material celulósico no presentan un borde de sellado sin juntas o dicho borde no es de espesor uniforme, lo cual puede afectar a la calidad del sellado suponiendo un riesgo por falta de estanqueidad.
Trabajar con materiales alternativos al plástico en el envasado de productos alimentarios, que partan de materiales procedentes de fuentes renovables y que garanticen al mismo tiempo, tanto la seguridad del producto, como mantener su vida útil y a un precio competitivo, es una demanda al alza tanto por parte de la industria de distribución alimentaria, como de los consumidores y de la estrategia europea de reducción de residuos.
El uso de papel y cartón frente al plástico se ha convertido en una estrategia de las marcas a la hora de presentar sus productos en la gran distribución. Los productos envasados suelen requerir atmósferas modificadas para asegurar su conservación en las mejores condiciones, así como la ausencia de fugas a través de sus componentes.
Los envases actuales de material celulósico no presentan un borde de sellado sin juntas o dicho borde no es de espesor uniforme, lo cual puede afectar a la calidad del sellado suponiendo un riesgo por falta de estanqueidad.