Garantizar la calidad y seguridad de los productos, así como la salud de los consumidores
La industria alimentaria se enfrenta a riesgos microbiológicos de diversa naturaleza. Por una parte, microorganismos alterantes que afectan a la calidad del producto, y, por otra, microorganismos patógenos (bacterias o virus) que pueden generar un problema de salud al consumidor final.
Además de esta complejidad, está la creciente problemática de las resistencias antimicrobianas, que reducen la eficacia biocida de los productos desinfectantes y la capacidad de los antibióticos para tratar las eventuales intoxicaciones.