Garantiza la seguridad alimentaria y la adecuación legal de tus productos, conozca su caracterización elemental
Los metales como el arsénico, el cadmio, el plomo y el mercurio son compuestos químicos naturales. Pueden aparecer como contaminantes en los alimentos debido a su presencia en el medio ambiente, como consecuencia de actividades humanas como la agricultura, la industria o las emisiones de escape de automóviles, o de la contaminación durante el procesamiento y el almacenamiento de estos. Las personas pueden verse expuestas a estos metales a través de la ingesta de agua o alimentos contaminados. Su acumulación en el cuerpo puede provocar efectos nocivos con el tiempo. Los operadores alimentarios deben asegurar que la presencia de metales no supone un riesgo para la salud de los consumidores, adoptando medidas de prevención para mantenerla al nivel mínimo posible observando las prácticas correctas recomendadas, así como medidas de control que garanticen que no se superan los límites máximos legalmente establecidos con el fin de proteger la salud pública.
También nos encontramos con la presencia de metales (oligoelementos, sodio, calcio, etc.) en los alimentos como elementos constitutivos, así como en aditivos, productos dietéticos, cosméticos, residuos (lodos, aguas residuales, etc.), biogás o materiales de envase (FCM).