En el proceso de innovación o mejora de un alimento es necesario garantizar su estabilidad física, química, microbiológica y organoléptica. La inclusión o sustitución de un ingrediente puede modificar algunos de los parámetros anteriores.
Determinamos cuáles son las técnicas de conservación más adecuadas que permitan garantizar la estabilidad microbiológica y físico-química a lo largo de la vida útil. Analizamos la composición del producto, el formato de comercialización y mercado destino para diseñar el proceso de conservación que evite el deterioro del alimento al tiempo que preserve sus propiedades organolépticas.
En la incorporación de nuevos ingredientes o aditivos, entre los que se encuentran los conservantes, disponemos de diversas tecnologías de microencapsulación para facilitar la inclusión en la matriz alimentaria al tiempo que se garantiza la estabilidad a lo largo de la vida útil. En el caso de ingredeintes, diseñamos el proceso de microencapsulación (escalándolo hasta nivel industrial) tal que los proteja de los factores externos que puedan comprometer su estabilidad (temperaturas extremas, pH, humedad y luz entre otros). Desde la perspectiva de la conservación, desarrollo de microencapsulados que controlen la liberación con el fin de garantizar la seguridad a lo largo de la vida útil.