El desperdicio de alimentos es un problema mundial que exige medidas a todos los niveles. Las estimaciones indican que cada habitante de la Unión Europea desecha de media 179 kilos de alimentos en buen estado al año, medio kilo de comida al día. A lo que hay que sumar el uso de los recursos naturales y la contribución del desperdicio alimentario en la generación de residuos.
El Tribunal de Cuentas Europeo ha examinado las medidas adoptadas para reducir este desaprovechamiento de productos alimenticios. En el informe: La lucha contra el despilfarro de alimentos: una oportunidad para la UE de hacer más eficiente el empleo de recursos en la cadena de suministro alimentario, se llega a la conclusión de que no han sido suficientes y que la estrategia de la UE contra el despilfarro de alimentos tiene que reforzarse.
El desperdicio de alimentos constituye un problema en toda la cadena de suministro alimentario -señala el informe- y deberían adoptarse medidas en todas las etapas de la misma, especialmente en la prevención puesto que las ventajas de evitar el despilfarro superan el coste de solucionar el problema más tarde.
Os proporcionamos los datos más representativos para que conozcáis la magnitud del problema y como las tecnologías del envase pueden contribuirlo a frenarlo.
Dentro de la cadena alimentaria donde más se tira es en los hogares, responsables del 42% de los alimentos que terminan en el cubo de la basura. En concreto España, según datos de la Comisión Europea, es el sexto lugar de Europa en lo que a desperdicio alimentario se refiere, por detrás de Alemania, Holanda, Francia, Polonia e Italia. Así, los españoles despilfarramos más de 3 toneladas de alimentos anualmente, que suponen 164,47 kilos por persona/año.
En los hogares desechamos alimentos fundamentalmente por tres razones:
A los consumidores les sigue la industria alimentaria con el 39%, restaurantes y servicios alimenticios el 14% y comercios y distribución el 5%.
Además, las empresas de gran consumo no comercializan el 2,17% de los productos del mercado. Los motivos por los que esos productos no llegan nunca a venderse van desde errores en el etiquetado, pequeños golpes o roturas en los sistemas de envasado, mala previsión en un lanzamiento, etc.
Cifras como éstas hacen que el desperdicio de alimentos sea un tema prioritario a nivel mundial y que organizaciones como la FAO promuevan iniciativas para frenarlo. Así, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación ha identificado el envasado como uno de los elementos clave para reducir el desperdicio a lo largo de la cadena de valor.
Sólo con la aplicación de tecnologías de envasado el desperdicio alimentario puede reducirse entre un 7 y un 25%, según datos de la FAO. Así, dependiendo del tipo de alimento que contenga, la reducción puede ser de hasta un 25% en el caso de envases para cereales, un 19% en el caso de frutas y vegetales y un 11% en envases para carne, pescado y marisco.
La mejor estrategia para combatir el derroche de alimentos es la aplicación de ideas innovadoras que aseguren la calidad y la seguridad, permitiendo alargar la vida útil de los alimentos que consumimos.
Carlos Enguix (17 artículos)