Conservar y alargar la vida útil de los alimentos sin modificar sus cualidades organolépticas es uno de los retos de la industria de la alimentación, en respuesta al cumplimiento de la normativa de seguridad alimentaria, pero también al creciente interés de los consumidores por adquirir alimentos más saludables.
Las nuevas tendencias de consumo dirigen la innovación alimentaria hacia la búsqueda de conservantes naturales, en detrimento de los aditivos químicos, y tecnologías de conservación de alimentos más eficaces que conserven un mayor valor nutricional de los alimentos.
Durante la jornada pudimos conocer, de mano de MICVAC, como gracias a la aplicación de tecnologías de microondas se obtiene la cocción y pasteurización de los alimentos en un solo paso, con una mayor conservación de los valores nutricionales y en un tiempo inferior al que requieren los procesos tradicionales.
Crece el interés por la utilización de ingredientes naturales como el romero, la acerola o la granada, con las que se obtienen productos alimenticios más sanos; o la obtención de compuestos de la cebolla y el ajo para utilizarlos como conservantes naturales y eliminar así los números “E” del etiquetado. Las empresas Naturex y DOMCA dieron a conocer sus avances en este campo.
La estimación de la estabilidad de los alimentos a tiempo real y acelerado y las metodologías disponibles fueron otro de los temas tratados. Los estudios de estabilidad son los que permiten a las empresas de alimentación establecer la vida útil comercial de un alimento. Hay diferentes métodos para calcularla, desde los estudios directos a tiempo real a los estudios de vida útil acelerados y, lo último son los predictivos. Los especialistas de AINIA explicaron de las ventajas y desventajas de cada uno de ellos.
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