La disminución del colesterol, la salud digestiva, la salud cardiovascular, de metabolismo, salud cognitiva, salud ósea, aumentar ele stado de alerta, la concentración o la resistencia… son algunas de las tendencias más frecuentes en alimentación saludable.
No hay duda que la dieta influye de manera importante en nuestra salud. No obstante, todos sabemos que solemos variar la composición de la misma en función de muchos aspectos. Uno de ellos es el estacional. En verano el calor y la tendencia a cuidar más nuestro aspecto físico parece que influye en el cambio gradual de los alimentos que consumimos. Sopas frías como gazpachos; frutas de temporada como higos, sandia, melón o peras; verduras y hortalizas como cebolla, pepino, tomate, espárragos o berenjenas son algunos de los alimentos que normalmente consumimos en el periodo estival.
Por otra parte, las tendencias de consumo apuntan a que las personas buscamos además, alimentos que contengan ciertas propiedades saludables para ayudarnos a mejorar nuestro estado nutricional a través de una dieta equilibrada. Cada vez más, los supermercados ofrecen a los consumidores un mayor número de nuevos productos, por ejemplo aquellos enriquecidos con nutrientes: proteínas, hidratos de carbono, minerales, vitaminas.
Según un estudio desarrollado por Mintel, algunas tendencias en lo referente a alimentos con declaraciones de propiedades saludables son:
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) es la encargada de autorizar, bajo parámetros científicos, las propiedades saludables que los nuevos productos pueden contener.
De forma específica, la declaración de propiedades saludables se refiere a cualquier declaración que afirme, sugiera o dé a entender que existe una relación entre una categoría de alimentos, un alimento o uno de sus constituyentes, y la salud. Así, son aquellas que describen por ejemplo, la función de un nutriente o de otra sustancia en el crecimiento, el desarrollo y las funciones corporales; o las funciones al adelgazamiento, el control de peso, la disminución de la sensación de hambre, el aumento de la sensación de saciedad, o la reducción del aporte energético de la dieta, siempre sin perjuicio de la Directiva 96/8/CE.
Formación relacionada con este artículo
AINIA (1423 artículos)