Esta es una de las conclusiones del Eurobarómetro 2022 sobre seguridad alimentaria en la UE, la cuarta encuesta de este tipo que se realiza desde 2005. El estudio realizado sobre la base de 27.000 encuestas y publicado por EFSA nos permite conocer la percepción de los consumidores europeos sobre la seguridad alimentaria y su evolución.
Los residuos de plaguicidas en los alimentos (40 %) y los residuos de antibióticos, hormonas o esteroides en la carne (39 %) constituyen la principal preocupación en materia de seguridad alimentaria de los ciudadanos europeos. Te lo contamos.
Sin embargo, cuando se les pregunta por las temáticas sobre las que han oído hablar, los aditivos se llevan la palma con un 70% de los encuestados que declara haber oído hablar de ellos frente a residuos de plaguicidas en los alimentos (65 %) o residuos de antibióticos, hormonas o esteroides en la carne (63 %). Podríamos pensar pues, que el tratamiento de los medios de la temática de los aditivos como problema de seguridad alimentaria es exagerado en relación a la preocupación ciudadana.
Con el fin de garantizar la seguridad alimentaria de los productos, desde laboratorios acreditados, como AINIA, realizamos análisis de residuos de plaguicidas en productos de origen vegetal y animal (así como en aditivos, envases, etc.) y, residuos veterinarios en productos de origen animal (carnes, productos cárnicos, pescados y productos del mar, etc.).
La biotecnología alimentaria no es una amenaza
El uso de nuevas biotecnologías en la producción de alimentos sólo preocupa al 8%. Llama la atención el bajo nivel de preocupación por el uso de la biotecnología. Unido a que la legislación europea sobre este aspecto y en especial sobre alimentos procedentes de organismos genéticamente modificados es muy restrictiva, se nos plantea el dilema de saber si es esta posición, muy restrictiva sobre todo si la comparamos con la de los EEUU, la que genera confianza a los ciudadanos o si por el contrario es que consideran que el uso de los GMO es seguro.
Médicos, científicos y asociaciones de consumidores, las fuentes más fiables
Seis de cada diez encuestados se informan a través de una pantalla, ya sea televisión o internet (motores de búsqueda). Existen, no obstante, importantes diferencias entre generaciones a este respecto, como por otra parte era esperable. Familiares, amigos, vecinos o compañeros son las otras principales fuentes de información.
Sin embargo, más de ocho de cada diez encuestados dice recurrir a los médicos (89 %), los científicos universitarios/financiados con fondos públicos (82 %) y, las organizaciones de consumidores (82 %) para obtener información fiable sobre los riesgos alimentarios.
Las crisis y los precios modifican el comportamiento del consumidor
Sólo el 21% de consumidores europeos no modificaría su comportamiento si se produjera una situación de crisis alimentaria. Las principales razones esgrimidas fueron que preparan ya los alimentos de la forma recomendada, y la creencia de que todos los alimentos conllevan cierto riesgo y es imposible evitarlos todos.
La actual situación, tras la pandemia y en medio de la crisis generada por la invasión de Ucrania, hace que el precio de los alimentos preocupa más a los europeos que hace unos años y se haya convertido en el factor que influye de manera más decisiva en la compra, seguido del sabor. No obstante, casi la mitad de los encuestados también considera importante la seguridad alimentaria y el 41 % de los ciudadanos de la UE da por supuesto que los alimentos que compran son seguros.
“One health” un concepto cada vez más asumido
El hecho de que la salud humana constituye un todo con la salud animal y la del planeta en su conjunto, es una idea que avanza entre la población europea. Esto pone de manifiesto que las políticas europeas en esta materia están en consonancia con la demanda o la preocupación ciudadana. Resulta por tanto muy positivo constatar esta sintonía entre consumidor y administraciones a la vez que las políticas comunitarias evolucionan hacia perseguir sistemas alimentarios sostenibles y hacia la evaluación de riesgos según el principio “Una sola salud”.
La confianza en la ciencia se consolida
El papel de los científicos en materia de seguridad alimentaria es reconocido por siete de cada diez ciudadanos europeos, considerándose además que constituyen una fuente fiable de información.
También es alta la confianza mostrada en la información facilitada por las instituciones nacionales y de la UE, como demuestra que dos tercios de los encuestados así lo manifiesten.
Y España no es diferente
Cuando consultamos los datos obtenidos sobre la percepción del consumidor español y los comparamos con los del conjunto de la UE, no percibimos diferencias demasiado significativas.
A este respecto, podemos concluir que el precio preocupa algo menos al consumidor español que al resto de consumidores de la UE y la seguridad alimentaria algo más.
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